Áreas de Experiencia: Motivación | Liderazgo | Trabajo en Equipo
Nacionalidad: Chileno
Reside en: Chile
Minero chileno que pasó 69 días sepultado en la mina San José, incidente que culminó con el “rescate milagroso”. Mario Sepúlveda, con su extraordinario liderazgo, se convirtió en un conferencista ejemplar de solidaridad, esperanza y trabajo en equipo.
Mario Sepúlveda, nacido el 4 de octubre 1970 en la ciudad de Parral y habiendo fallecido su madre al momento del parto, creció en una familia campesina. Al morir su abuela, decidió recorrer nuevos lugares del sur de Chile. Pasó muchas dificultades: el frío, invierno, vientos y situaciones extremas de vida que le fueron enseñando y dando herramientas únicas de sobrevivencia, que jamás pensó podría utilizar.
A los 18 años, Mario Sepúlveda llegó a la ciudad de Santiago, donde sin tener familia ni recursos, intentó vencer al destino en busca de una mejor oportunidad de vida. Ahí conoció a su esposa, quien lo conectó con el mundo de la minería, ya que su padre trabajaba ahí. Tras 16 años trabajando en minería, obtuvo herramientas importantes que lo llevaron a convertirse en operador de maquinaria pesada. Esto le enseñó a convivir con el intenso trabajo que significa pasar semanas y largas horas dentro de una mina, con riesgos y sacrificios que se convierten en parte del día a día.
Lo vivido en el accidente de la Mina San José el año 2010, fue la prueba más grande que le ha tocado vivir a Mario Sepúlveda. Sin embargo, sabía que debía sobrellevar esta inmensa prueba y salir adelante. Por su familia, por el futuro de sus hijos, por la pasión y amor a la vida. El día 16 estando dentro de la mina, decidió dedicar el resto de sus días al servicio de la sociedad. Y es así como, incluso a 700 metros bajo tierra, comenzó a idear y trabajar con todas sus energías para dar forma a lo que hoy desarrolla.
Con la energía y alegría que caracterizan a Mario Sepúlveda, el día 13 de octubre salió del encierro que lo mantuvo por 69 días bajo tierra. Gracias a ello, ha podido compartir sus vivencias, experiencias y entregar en cada rincón un mensaje de esperanza, fe, amor a la vida, compañerismo y trabajo. Hoy en día, le comunica al mundo lo importante que es ser consciente de nuestra esencia como seres humanos, hijos, padres, hermanos, y poder ser un aporte real sin importar quiénes somos. Hoy retribuye al mundo por haber sido cómplice y testigo de esta maravillosa historia que cambió el rumbo de su destino.