El mes de agosto de 2005 quedará marcado a fuego en el calendario de Josafat González, un joven mexicano de 23 años de edad que para ese entonces se encontraba en Europa, formando parte de un programa de estudiantes de intercambio. Ese día, viajaba en tren desde Mónaco hacia Roma y sufrió un accidente que le costó sus dos piernas. A pesar de esta tragedia, él agradece el hecho de estar vivo.
En el momento del accidente, el joven nacido en Monterrey pensó que ya no iba a vivir y que todos los planes que tenía para el futuro se esfumaban. Sin embargo, cuando vio llegar a los paramédicos, una esperanza se apoderó del interior de su cuerpo. Inmediatamente lo trasladaron al hospital y al día siguiente un doctor le confirmó que le tenían que amputar las piernas. Él dice: “En ese instante supe que tenía un problema, pero pensé que podía salir adelante. Lo más importante es que estoy vivo y eso es lo único que cuenta”.
Muchos personas que no conocía lo visitaron, los niños le enviaron cartas y sus padres viajaron desde México para estar con él en ese momento tan duro. Luego regresó a su Mexico, en donde le colocaron las primeras prótesis pero no podía caminar porque eran extremadamente dolorosas. Le dieron información de una clínica especializada en prótesis y él decidió dejar sus estudios para darle prioridad a sus piernas. “Me impactó mucho ver en un video a un chico de California, al que le faltaban las dos piernas y un brazo. Caminaba normal y entonces me dije que si él podía hacerlo, yo también lo lograría”.
Sus nuevas prótesis son controladas por una computadora que regula el peso que la pierna recibe y adapta la presión que se le impone, esto le ha dado la oportunidad de una vida normal. “El accidente me hizo reflexionar mucho sobre mi vida y maduré mucho desde ese entonces. He perdido las dos piernas, pero lo más importante es que sigo vivo”.