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Pablo Rabelo es el autor de la inusual historia del empresario que decidió volver su vida extraordinaria emprendiendo un sueño como pocos: dar la vuelta al mundo en moto.
120,000 kilómetros, 21 países y 2.5 años en la carretera. Hay personas que dan un giro a su realidad de manera abrupta y poco común. Pero ¿qué lleva a alguien a dejarlo todo y emprender una proeza? ¿Qué circunstancias se dan para tomar una decisión vocacional enorme? En su cumpleaños 36, Pablo Rabelo, exconsultor de alta gerencia y empresario en el sector creativo, tuvo una revelación que brotó del fondo de su personalidad: decidió hacer de su vida una aventura multifacética, partiendo a dar la vuelta al mundo en moto.
Delegó la gestión de su empresa por un tiempo, vendió sus cosas, dio una pausa a su relación de pareja y partió a una nueva vida nómada incierta, pero también increíble y vibrante. A lo largo de su jornada, Pablo Rabelo conoció culturas autóctonas, interactuó con idiosincrasias diversas, soportó condiciones climáticas extremas, apreció paisajes dignos de postal, hizo amigos en cada país, se enfrentó a la soledad y a la maravilla de un mundo infinito.
En 2017, Pablo Rabelo partió de Colombia hacia la punta sur del continente americano, a Ushuaia en Argentina. En su paso recorrió Ecuador, Perú, Chile y Argentina hasta que se terminó el camino en el Cabo de Hornos. Subió luego por Argentina, Uruguay, Brasil hasta adentrarse en los extraños países y territorios amazónicos de las Guyanas y del Brasil profundo. Se embarcó luego a México donde trazó una ruta bordeando el Golfo de México cruzando Estados Unidos hasta llegar al último extremo del Atlántico canadiense: Newfoundland, tierra de icebergs. En el proceso visitó familia, amigos y aprendió a acostumbrarse a vivir una vida similar a un documental de televisión.
Emprendió después una larga jornada transcontinental por la vastedad de Canadá hasta el océano Ártico donde habitan los esquimales y culminó con la última punta del continente americano al Oeste, en Alaska. Sin mucha demora y escapando del invierno ártico, bajó serpenteando las montañas canadienses y estadounidenses rebosantes de lagos y glaciares hasta llegar a los desiertos de California y México.
Por 3 meses se adentró en los países centroamericanos nutridos de culturas, ruinas y paisajes hasta quedar atascado por los cierres fronterizos de la pandemia en Costa Rica. Esta primera gran etapa de la travesía por el mundo culminó con Pablo Rabelo pisando los 4 puntos extremos del continente americano: Ushuaia (Argentina), João Pessoa (Brasil), Tuktoyaktuk (Canadá) y Homer (Alaska).