La toma de decisiones es una parte fundamental de la vida, tanto personal como laboral, y es que si no se hace de manera correcta puede causar complicaciones innecesarias.
Por esta razón es que es tan importante saber cómo llevar una buena toma de decisiones, que sea sensible con los posibles escenarios que resulten de tomar una decisión y sea capaz de juzgar qué tan deseable es cada uno de esos escenarios.
Ser capaz de realizar ambas cosas a la hora de la toma de decisiones no es tan complicado, y es posible lograrlo poniendo en práctica los 3 pasos que presentamos a continuación.
3 pasos para mejorar tu toma de decisiones
Tener siempre una reserva de duda
El exceso de seguridad puede ser un problema grave en la toma de decisiones, ya que aunque se sea un experto en el tema a tratar no hay que descartar equivocaciones. Es por ello que no hay que actuar sobre la premisa de que se tiene toda la razón.
Buscar los escenarios de mayor beneficio o de menor daño
No siempre se tendrá la oportunidad de tomar decisiones para obtener un resultado completamente positivo, ya que en ocasiones también se tendrá que decidir para controlar posibles daños. Es por ello que cualesquiera sea el caso (una situación donde se tenga todo por ganar o una donde haya peligro de perder), lo importante será evaluar todas las opciones a tomar antes de decidir, buscando aquella que ofrezca los mejores resultados en general.
Aprender probabilística y utilizarla al tomar decisiones
No se necesita ser un experto en probabilística para aprovechar sus beneficios a la hora de tomar decisiones, ya que aplicando sus conceptos más básicos es posible obtener una mejor capacidad de predicción de resultados. Esto es vital sobretodo en el entorno de negocios, donde los errores se pagan caro y los aciertos pueden llegar a cambiarlo todo.
Simples pasos a seguir que seguramente serán de gran ayuda para mejorar tu toma de decisiones. Apoya estos pasos con el consejo de algunos de nuestros conferencistas, como el Dr. Néstor Braidot, que con su trabajo esclarece la toma de decisiones de vida y de trabajo, soportada en argumentos cerebrales comprobados desde la ciencia.