La inteligencia emocional es una habilidad clave en el liderazgo. En términos básicos, la inteligencia emocional se refiere a la capacidad que tiene una persona para manejar las emociones, tanto las propias como las ajenas. Es la habilidad de reconocer y entender las emociones propias, tener control sobre ellas, y ayudar a otros a hacer lo mismo.
Desarrollar un alto grado de inteligencia emocional, no es solamente una tarea que deban tener los líderes, sino todas las personas, pues al hacerlo es posible desenvolverse e interactuar de forma más sencilla tanto en la vida laboral como personal. Ahora, hablando de una persona que lleva el liderazgo en su vida profesional, esta capacidad ya no es solamente un área de mejora, sino un factor clave para un desempeño profesional óptimo, que le permitirá alcanzar el éxito personal y para el resto de su equipo de trabajo.
Características que reflejan inteligencia emocional
Estas son tres características de las más básicas en las que la inteligencia emocional se ve reflejada.
Adaptabilidad
La adaptabilidad es un rasgo clave de los líderes emocionalmente inteligentes. Ante los grandes e impredecibles cambios que pueden darse en cualquier industria y en cualquier área de una empresa, un líder debe ser capaz de reaccionar y responder rápidamente con las mejores decisiones. Asimismo es necesario tener una respuesta diplomática, que minimice las reacciones negativas que pueden afectar el desempeño del equipo.
Optimismo
Un líder debe de ser capaz de motivar a los miembros de su equipo, así como a sus compañeros de trabajo, sin necesidad de recurrir a la adulación o recompensas. El optimismo es contagioso y al ser genuino puede convertirse en uno de los motivadores más efectivos, desde una simple sonrisa hasta encontrar la perspectiva más favorable de una situación negativa, puede ayudar a cambiar el humor del equipo sin demasiados esfuerzo.
Resolución de conflictos
Tener la capacidad de moderar conflictos interpersonales de manera discreta y efectiva, lo mismo sea en un conflicto dentro o fuera de la empresa, entre personas o simplemente de situaciones complicadas, denota que se tiene la calidad emocional suficiente para no adentrarse en discusiones y problemas, al contrario, se busca una solución pronta y apropiada.
Y aunque mantenerse “frío” en medio de un argumento es complicado, existen varias maneras en que los líderes pueden alcanzar y mejorar esta capacidad, ya sea mediante la lectura de libros relacionados al tema, conferencias de liderazgo o incluso practicando día a día cuando un problema surja.